Una discusión puede ser una oportunidad para aclarar distintos puntos de vista y negociar alguna cuestión. Sin embargo, cuando hablamos de discusiones en el contexto de una relación de pareja, para muchos, el hecho de discutir puede convertirse en algo traumático y poco constructivo.
Que un conflicto entre dos personas pueda ser algo productivo y constructivo va a depender, en gran medida, de cómo se aborde dicho conflicto o problema; si tomamos una discusión como una buena oportunidad para conocer puntos de vista diferentes o aclarar situaciones que nos hacen sufrir, el resultado será una aprendizaje/experiencia muy positiva y fortalecerá a la pareja. Si por el contrario, la postura que se toma es la de la competición (ganar o perder), la de no tener en cuenta al otro, etc… las consecuencias pueden ser graves para la relación de pareja si se utiliza este modo de discutir como una técnica habitual.
¿Qué no hacer? Algunos tips para que las discusiones no deterioren la relación de pareja.
- Chantaje emocional. Es una forma de coacción, de forzar al otro mediante una amenaza para conseguir algún beneficio a cambio. Este tipo de tácticas lejos de ser positivas para la relación están incluidas en lo que podríamos llamar “maltrato psicológico”
- Existen situaciones que pueden sacarnos de nuestras casillas pero gritar o discutir en escalada no ayuda. En situaciones donde estemos muy nerviosos es mejor posponer la discusión o conversación para otro momento en el que nos sintamos más tranquilos.
- No respetar. A veces ocurre que nuestra pareja no está por la labor de discutir o de aclarar alguna situación bien porque no le apetezca en ese momento o bien por alguna que otra circunstancia. Eso no significa que nos olvidemos de abordar dicha situación que nos preocupa pero sí es recomendable e importante respetar el ritmo de nuestra pareja.
- Dejar de hablar con tu pareja. Los silencios no ayudan a resolver, crean incertidumbre que a la larga pueden generar ansiedad y malestar.
- Reproches y asuntos del pasado. Vivir recordando situaciones del pasado que nos hirieron no es nada saludable para nuestra salud y mucho menos para el bienestar de una pareja. Una pareja que convive con fantasmas del pasado no puede crecer ni evolucionar.
- Aprovechar una discusión para insultar al otro o infravalorarlo. Si mojamos una esponja en vinagre y después la exprimimos, saldrá vinagre… Por muy mal que nos sintamos es una pésima salida o abordaje insultar a nuestra pareja además de provocarle daño y maltrato.
- No se trata de una competición. No se trata de un pulso en el que uno gana y otro pierde. Las discusiones deben constituir una oportunidad para aclarar algunas cuestiones y que ambos salgan fortalecidos.
- Es importante escuchar. Una queja es un regalo. Si nuestra pareja necesita exponernos algo que le ha hecho daño debemos escucharla/o y reflexionar sobre ello. Puede que sea una buena ocasión para mejorar la relación y la felicidad de ambos.
Todos estos tips son muy recomendables en la práctica diaria y construcción de una relación de pareja. No podemos obviar que cada pareja es diferente como los miembros que la integran. Es por ello por lo que ante cualquier dificultad o crisis que la pareja no pueda resolver por sí misma, es recomendable acudir a un especialista en psicología y terapia de pareja que ayude a fortalecer los puntos fuertes de la relación y mejorar las dificultades existentes.